En inglés, la palabra vintage se refería al año o lugar de una producción de vino, especialmente cuando éste era elaborado a partir de las mejores cosechas.
Su uso se generalizó para referirse, además, no sólo a los vinos, sino a cualquier objeto del pasado con valores estéticos y de calidad.
Lo vintage es un estilo de vida que cuenta con un gran número de amantes, desde su vestimenta, los muebles de sus casas, la decoración de las mismas que de alguna manera recrean lo que se consideraba antiguo en una combinación muy ecléctica y especial con lo moderno, a diferencia de lo retro, que pretende imitar o evocar un estilo o tendencia del pasado, pero claramente producido en la actualidad, mientras lo vintage pertenece genuinamente al pasado, creado, diseñado y producido décadas atrás y que se encuentra en excelente estado de conservación.
Autos Vintage ¿por qué?
Sin entrar en la bizarra discusión entre cuál es un auto antiguo, uno clásico o un vintage, indiscutiblemente todos evocan al pasado y ahí radica su esencia.
Los coleccionistas de antigüedades son estos personajes que sin admitirlo abiertamente, tienen una necesidad de poseer el pasado. Las razones pueden ser múltiples, todo tiempo pasado siempre fue mejor, podría ser una muy buena, muchos creen que los coches modernos son todos iguales, antes cada marca tenía su propia personalidad y era muy fácil identificar por la línea de sus autos, ahora es complicado distinguir uno de otro, salvo en autos de alta gama, y eso, no siempre.
Dentro de la amplia y versátil fauna de los amantes de los coches, están los restauradores. Son una suerte de Indiana Jones en busca de partes originales a cualquier costo para poder devolverle la vida a un auto que fue abandonado a su suerte y que un ocioso, perdón, un fanático de del arte que producía la industria automotriz mundial años atrás, es digno de volver a su estado origina y volver a rodar, aunque siempre existen los que los prefieren, literalmente, en la sala de su casa.
Cada año alrededor del mundo, en diversos eventos como las Galas del Automóvil, diseñados para la exposición de autos de colección, existe lo que le llaman «destape», tal cual su nombre lo dice, se le quita la manta que cubre a un auto recién restaurado y que se da a conocer a posibles compradores coleccionistas, sin mencionar que en ese momento entra a un concurso de restauradores, que compiten en diferentes categorías.
Fotos tomadas en el Puebla Classic Tour 2019
Some people collect art, we race it!
Poseer el pasado a través de un auto antiguo, clásico o vintage puede parecer una nimiedad. Lo que si es un verdadero placer es tener el privilegio de ser testigo de algo que lo puedo clasificar como mágico, que el hombre haya sido capaz de diseñar y construir máquinas tan sofisticadas que duren años funcionando a la perfección, además de la belleza propia que llegan a tener, o que llegamos a encontrar a los que nos apasionan los coches, entre otros objetos y máquinas.
No todas las «latas de cuatro ruedas» son diseñadas y producidas con la misma pasión. No sólo es el desarrollo tecnológico que puedan alcanzar, si no la delicadeza de sus líneas aerodinámicas, que le dan, o le daban antes a cada coche un carácter que los hacía únicos, ahora todos tienden a parecerse tanto que han perdido su propia personalidad, pero ese es otro tema, por eso soy más fan de los autos Vintage que de lo modernos, pero ya no me distraigo con esto.
El tablero de mandos, el volante, los interiores fabricados principalmente en metal, madera, piel (ahora abunda el plástico en casi todos los autos), el diseño ergonómico de los asientos, la sensación de confort y funcionalidad del habitáculo, los mandos perfectamente dispuestos al alcance de las manos y de los pies, la textura del volante y de las vestiduras, la perfecta visibilidad de los manómetros y su diseño adecuado para transmitir la información necesaria de las condiciones del motor, de la velocidad, de la temperatura del aceite, del agua…
Pero la diversión empieza cuando giras la llave y escuchas el poderoso motor, en algunos, como en los Porsches, es un verdadero concierto digno de todo el poderío de unas cuerdas de Bach, embragar la primera velocidad y levemente soltar el pedal del clutch simultáneamente dándole gas al motor y empezar a traducir ese sonido en la sensación que te da el poder de esa máquina perfecta, tu cuerpo se hunde en el respaldo del asiento producto de la rápida aceleración, tus manos se aferran al volante tratando de ampliar al máximo el placer, disfrutar la potencia que los caballos que en el motor se desarrollan al máximo, escuchar las llantas como desplazan la grava sobre el pavimento, sentir la brisa que entra cada vez más rápido por la ventana, cambiar a segunda y darte cuenta que aún hay mucho más potencia por desarrollar, cambiar a tercera justo cuando tomas esa curva cerrada a la derecha y comprobar que eres capaz de controlar la bestia en tus manos, en tus pies, la sensación de placer aumenta directamente proporcional al desplazamiento a la derecha de la aguja del reloj que te indica las revoluciones por minuto que está alcanzando el motor justo antes de pasar a cuarta, el concierto de la máquina entra en molto vivace, la aguja del velocímetro sigue subiendo, las emociones también, todo va in crescendo…, un gran legado nos heredaron los ingenieros automotrices del pasado. Piezas dignas del mas importante de los museos de arte, aunque por ahí reza una frase vista en algunos coches que corren La Carrera Panamericana: Some people collect art, we race it!
Es un placer mundano, lo sé, todos lo son, pero hay ciertos placeres mundanos como éste que tienden a lo divino, y este, más que un placer, es una pasión casi divina…